Tras numerosos estudios, se ha comprobado que el movimiento de la palada ejercitando el torso y los brazos ayuda al drenaje linfático y a la recuperación después del tratamiento del cáncer de mama, por ello y por los grandes beneficios que aporta esta actividad, está abierta a todas aquellas personas que padecen o han padecido cáncer de mama.
Es beneficioso para las diferentes cirugías, desde las menos agresivas, hasta las que conllevan también linfedectomía.
Con el ejercicio físico, se produce una reactivación de la musculatura, pero también ayuda a reponer el calcio en los huesos y, como todo deporte, genera serotonina, tan necesaria para mantener alejada la depresión.